Por mucho tiempo quise aprender a tocar la guitarra eléctrica. La idea vino primero a mi mente cuando aún estaba en secundaria y comprar una guitarra era un asunto no sólo de tener el dinero para pagarla, sino también el tiempo para pasarse un día entero buscando una 90Km al norte (lo que sigue siendo más o menos lo mismo, pero ahora puedo costearla por mí mismo y de todas formar recorro esos 90Km ida y vuelta todos los días. Pero entonces era una aventura casi épica). Así que la idea se sentó al fondo de mi mente por unos doce años, haciendo apariciones casuales de tiempo en tiempo (especialmente cuando estaba cerca de una guitarra o una tienda de guitarras), y la air guitar se volvió parte de mi vida diaria. Luego aparecieron Guitar Hero, Rock Band y Frets on Fire para saciar mi sed de tocar guitarra. Entonces leí una entrevista en Rolling Stone en la que Kirk Hammett mencionaba estar tocando blues para sí mismo en casa porque "¿Qué haría cuando tenga 80 años? ¿Tocar Master of Pupppets?", y eso me puso a pensar en mi propio futuro (sí, los roqueros tendemos a tener momentos de entendimiento y hallamos iluminación en los las cosas y momentos más extraños). En el futuro podría jugar Dungeons and Dragons con mis hijos, y quizás un par de juegos de consola o en línea (WoW probablemente siga ahí), pero creo que enseñarles a tocar guitarra y tal vez incluso improvisar con ellos en algún momento podría ser una cosa más perdurable. Cuando finalmente tomé la decisión de aprender a tocar guitarra, empecé a preguntar a mis amigos guitarristas por una buena guitarra para principiantes.
Gerardo dijo que fácilmente podría encontrar guitarras Yamaha, Squire, Epiphone, Ibanez y Fender en Lima, y que también era posible encontrar amplis Roland, Fender y Vox, y posiblemente podríamos conseguir un buen descuento si yo compraba todo mi equipo en una sola tienda. Ese fin de semana revisé un par de websites en busca del hacha que pudiese convertir en realidad mis sueños de tocar blues y rock, sólo para tener una idea general del rango de precios. Siendo fan del heavy meta, blues, brit pop y hard rock, siempre he admirado las guitarras Gibson (Jimmy Page, Slash, Angus Young, Noel Gallagher) y Fender (Jimi Hendrix, Eric Clapton, Joe Strummer), y los amplis Marshall, y sabía de antemano que no podía costear nada de eso. Mi amigo punk-emo-hardrock dijo que podía venderme su Yamaha Pacifica 112 azul, usada pero bien cuidada, pero primero teníamos que ver precios. Así que salimos de compras una buena tarde de mediados de invierno.
Empezamos revisando las Fender en una tienda grande, luego pasamos a las más costeables Epiphones, Squires y Yamahas. Después de unos minutos, notamos que yo ya no quería la Pacifica 112 y que él no estaba listo para desprenderse de ella, así la tarde de comparar precios se convirtió en la búsqueda de una guitarra buena y costeable y un ampli pequeño y decente. Yo estaba echándole el ojo a una Epiphone Les Paul (la cual fue rápidamente descartada pues hubiese terminado en bancarrota y tirando dedo para volver a casa), una Squire Stratocaster negra y un simpático ampli Fender Frontman 15G (el que tiene controles de overdrive) que estaba en oferta, pero los precios eran algo elevados. Afuera, el sol ya se estaba ocultando y el cielo de mediados de invierno tenía una hermosa tonalidad naranja oscuro.
Luego caminamos hacia las tiendas pequeñas en el área, y preguntamos por las Squire Strats (negra por favor, porque rojo, beige, blanco y vino tinto no funcionan). La primera que encontramos se veía bien, y tenía descuento con un lindo y pequeño ampli amarillo de marca desconocida, pero el conector de la guitarra estaba actuando raro y no tenían otra Strat negra. Así que fuimos a la tienda de al lado. Sólo la tenían en vino tino, pero tenían amplis Fender de máscara plateada, y tenían un montón de guitarras Ibanez en las vitrinas (incluyendo una bella Artcore roja con trémolo vintage, de la cual me enamoré de inmediato y pienso comprarla en cuanto aprenda a tocar decentemente y pueda costearla), algunas Epiphone SGs, y una Dean Razorback con el contorno verde limón.
Continuamos con nuestra búsqueda de una Squire Strat negra y un pequeño ampli Fender. Tras dar algunas vueltas y encontrar sólo una Strat negra algo cara (y varias rojas y vino tinto más baratas… da que pensar), decidimos que era hora de volver a la pequeña tienda con la Artcore roja y darle una oportunidad a las hachas Ibanez. Pedimos probar las guitarras con el mismo ampli que estaba en oferta en la tienda grande. En la siguiente media hora probamos una RG cara (aunque estaba en oferta), un par de otras y finalmente una GRX20. A ambos nos gustó, así que teniendo en cuenta que yo estaba por empezar a aprender y él es ya un guitarrista algo experimentado, era una buena señal. Resultó mejor cuando la señora del mostrador mencionó el precio y este resultó ser menor a todas las Strats que vimos esa tarde. Tras regatear terminamos saliendo de la tienda con una Ibanez GRX20 negra, un ampli Fender Frontman 15G de máscara plateada, bolsa, correa, cable, un afinador Korg (sinceramente no puedo afinar de oído aunque mi vide dependa de ello), una uña Dunlop Nylon .88mm y una Alice .71mm. Después sólo tuve que meter todo eso en el asiento de al lado en el bus y regresar a casa. Sobre nosotros, el cielo de mediados de invierno estaba ya negro como mi primera guitarra.
En los siguientes días noté que incluso tocando a bajo volumen, mis sesiones de aprendizaje podían ser un poco incómodas para los otros ocupantes de la casa (mamá, papá y mi hermano mayor… más sobre él en un futuro posteo). En busca de una solución que me permitiese sobrecargar el ampli y subir el volumen, hice arreglar mis audífonos Genius y los usé por alrededor de una semana, cuando se volvieron a malograr. Después de eso empecé a usar mis robustos audífonos Targus (los mismos que uso con mi CD player y mi PC), porque trabajan mejor a volúmenes altos y son más durables. Un par de semanas después noté que en realidad tenía que desempacar y armar la guitarra (sacarla de la bolsa, ponerle la correa y el brazo de trémolo –por la pose y porque me gusta jugar con él- y conectarla al ampli), y luego volverla a desarmar y empacar dos veces al día porque estaba practicando una hora por la noche y media hora por la mañana. Era tiempo de comprar un stand. Encontré un simpático stand en la misma tienda pequeña por un precio razonable, y ya que era cliente recurrente y estaba comprando también algunas uñas Dunlop adicionales, me dieron un buen descuento y volví a casa después de echarle ojo a uno pedales Boss de distorsión y coro. Estaba empezando la tarde tres semanas después de comprar mi hacha, y el sol brillaba perezoso tras las nubes de un cielo gris de mediados de invierno.
La adición más reciente es una pequeña caja plástica de herramientas que compré en una tienda de plásticos cerca de la casa. Su función principal es mantener el afinador, las uñas y los cables en un solo lugar. Será incluso más útil una vez que aprenda a tocar decentemente y compre el Floor POD de Line 6 y los cables Fender Vintage Voltage que quiero regalarme para Navidad o tal vez para mi cumpleaños del próximo año.
Ahora mi hacha está sentada en mi habitación, al lado del ampli y la caja de herramientas, lista para practicar día o noche… incluso si no practico tanto como debiera. Ahora, si tan sólo pudiese conseguir unas camisetas Ibanez y Fender y una casaca que dijera Dunlop en la espalda.
'Nuff said.