Hace ya casi un mes, mientras Micky y yo tratábamos de solucionar algunos problemas en su netbook, Ubuntu apareció como una posibilidad para hacer que su netbook funcione más rápido. Esa noche, después de haber sido derrotados por la computadora, nos sentamos a curar el orgullo herido con una cerveza y una sesión de PlayStation. Cuando finalmente estuve a solas en el estudio, decidí bajar el instalador de Ubuntu y probarlo de una buena vez, atraído por la posibilidad de levantar el sistema en la quinta parte del tiempo que Windows demoraba en levantar un escritorio totalmente utilizable.
Primeros intentos
Instalé Ubuntu 9.04 Jaunty Jackalope usando Wubi (para instalarlo y desinstalarlo como si fuera un programa más de Windows) y no tardé más de 20 minutos en tenerlo listo para usar. Me gustó la velocidad a la que funcionaba Ubuntu, aunque reconociera mi scanner ni mi impresora, pero no me gustó la forma en que quedó instalado con el Wubi (había que escoger entre las opciones de arranque al principio, luego ingresar contraseña para iniciar sesión), así que decidí desinstalarlo y volverlo a instalar, esta vez arrancando desde el CD, para que Ubuntu quedase como primera opción de arranque y Windows XP como sistema operativo adicional. Nuevamente Ubuntu estuvo listo para funcionar en alrededor de 20 minutos (más unos 10 minutos extra para instalar algunas actualizaciones), y aproveché para dar una vuelta por las opciones y familiarizarme un poco con el nuevo sistema operativo. Satisfecho decidí calcular los tiempos de arranque de ambos, sólo por el afán de saber qué tanto más rápido era Ubuntu. Aquí empecé a notar algunas complicaciones, porque al parecer XP resintió el hecho de que alguien decidiese instalar otro sistema operativo, y tardó más de cinco minutos en levantar el escritorio, aunque no del todo operativo. Apagué todo, lo dejé descansar por un buen rato, volví a encender a Alexiel, y volvió a tomarse una eternidad para levantar el escritorio de Windows, nuevamente con errores y ahora sin Google Desktop. Eliminé las particiones de Ubuntu, restauré la tabla de partición y reinicié, pero Windows seguía demasiado lento y ahora me indicaba errores en el disco en el lugar que había ocupado Ubuntu. La copia de seguridad estaba actualizada, así que decidí formatear el disco, volver a Windows XP y empezar desde cero. Ningún problema esta vez, incluso la tarjeta de video funcionó bien. Todos felices hasta el siguiente berrinche de XP.
Un par de veces más
Y bueno, eso no tardó más de dos semanas en llegar. Por razones inexplicables (al menos para mí), Alexiel se volvió extremadamente lenta, haciendo casi imposible cosas tan sencillas como revisar el correo en Thundebird. Y eso no fue todo. Mi tarjeta de video dejó de funcionar de buenas a primeras, y me vi obligado a usar la que viene integrada con la mainboard. Pensé que podría ser un problema de Windows, así que volví a instalar Ubuntu para ver si la XFX 8500gt funcionaba bien ahí, pero al parecer la tarjeta está muerta, pues la mainboard no la detecta. Eso me devuelve a la duda que he tenido desde la última vez que tuve problemas con la tarjeta de video: ¿está mal la tarjeta o es el conector PCIe de la mainboard? Si es la tarjeta puedo reemplazarla por una igual o mejor, pero comprar una nueva tarjeta no haría ninguna diferencia si es la mainboard porque no detectaría la nueva tarjeta. Plan de acción: comprar una tarjeta de video exactamente igual y probarla, si no funciona ahorro para comprar una mainboard en la que pueda poner las dos tarjetas.
Pero con todo eso me estoy desviando del tema. Después de instalar Ubuntu Windows siguió igual de lento. Desinstalé Ubuntu, volví a formatear los discos, reinstalé Windows XP y todo volvió a la normalidad (excepto la tarjeta de video). Hasta que algo mandó al cuerno el registro. No sé qué fue lo que pasó exactamente, sólo sé que Alexiel no podía llegar a la pantalla de bienvenida de Windows ni siquiera en modo seguro, así que tuve que volver a instalar Ubuntu una vez más para poder hacer una copia de seguridad actualizada antes de volver a formatear. Me sorprendió la velocidad a la que se hizo la copia, y ahí decidí hacer un dual boot con Ubuntu y Windows, pero tomando algunas precauciones. Pensé en tratar de levantar XP una ve más, con la esperanza de que los cambios hechos por Ubuntu hubieran solucionado lo que hubiera estado mal antes. Recién ahora pude llegar a la pantalla de bienvenida de XP, al menos para ver un mensaje que mencionaba problemas en el registro. Necesitaba volver a empezar.
¿Ahora sí?
El viernes por la noche, mientras hacía algunas compras antes de volver a casa, empecé a pensar la forma en que iba a hacer la instalación. Sería casi paso a paso, instalando primero Windows XP y luego Ubuntu, pero asegurándome de que todo funcione bien antes de dar el siguiente paso. Al llegar a casa hice la lista de pasos a seguir, y decidí dormir esa noche y empezar a instalar el sábado por la mañana para poder estar plenamente consciente de las cosas que iba a hacer. Agregué el orden en que iba a instalar los programas en Windows XP. Apagué a Alexiel y me fui a dormir.
El sábado por la mañana eliminé todas las particiones del disco 0 (Alexiel usa dos discos gemelos Samsung HD403LJ), le hice a XP una partición propia y me senté a ver televisión mientras terminaba de instalarse. Una vez terminada la instalación de Windows XP, hice una partición adicional para los documentos, y dejé un espacio sin particionar. Luego instalé Ubuntu en ese espacio libre. Ambas eran instalaciones frescas, sin nada adicional, y ambas funcionaban bien. Empecé a instalar programas en Windows, reiniciando después de terminar cada instalación para estar seguro de que ambos sistemas operativos seguían funcionando bien. Para la tarde del sábado Windows estaba restaurado a la forma que tenía antes de todos los problemas, y Ubuntu no había dado ningún problema. Inicié sesión en Ubuntu para restaurar todos los archivos, y me fui a dormir.
Hasta ahora todo ha funcionado bien. Ambos sistemas operativos están llevándose bien finalmente, y Windows parece funcionar mejor ahora.
He decidido tener a Ubuntu como una cosa minimalista para las cosas de todos los días (email, leer noticias, escribir un poco, hacer cuentas, escuchar música), y Windows XP para los fines de semana y días libres (lo mismo de todos los días más juegos, Photoshop, películas). Y cuando tenga una laptop le instalaré Ubuntu. A pesar de todos los problemas sigo siendo fan de Windows XP, y me sigue pareciendo uno de los mejores sistemas operativos a la fecha, pero Ubuntu me parece una muy buena alternativa.
'Nuff said.