Empecé a escribir esto un día antes de enterarme que Bob Dylan había recibido el Príncipe de Asturias, así que tras recibir la noticia pensé que sería apropiado completar lo que estaba escribiendo y publicarlo como un humilde homenaje a uno de los músicos más influyentes de todos los tiempos.
La primera canción de Bob Dylan que escuché fue un cover de Blowing in the wind, interpretado por un desconocido en un programa radial que uno de mis hermanos estaba escuchando aquella tarde hacen ya alrededor de veinte años. Recuerdo que era un cover de Dylan porque eso me dijo mi hermano, aunque en esa época yo no tenía la más remota idea de lo que era un cover o quién podría ser Bob Dylan. Todo lo que sabía en ese momento era que mi hermano estaba escuchando esa canción en la radio, que le gustaba y que a mi también me gustó. Tendría yo entonces alrededor de seis o siete años, y debo mencionar que gracias a mis hermanos mayores, esa era la época en que el rock empezaba a invadir mi vida. Después de ese primer encuentro perdí contacto con la obra de Dylan, en parte porque era demasiado pequeño, en parte porque mis hermanos desaparecieron de mi vida por un buen tiempo y en ese tiempo dejaron el rock, en parte porque cuando crecí y quise buscar algo de Dylan, el mercado local de mi ciudad resultó ser demasiado limitado para cualquier cosa que no fueran los engendros comerciales de la radio. Así pues, le perdí la pista y con el paso del tiempo incluso olvidé que alguna vez había escuchado una de sus canciones en la radio, aunque fuera en la voz de un desconocido. La primera vez que escuché a Bob Dylan fue en la entrega de los Grammy del 2002, a la cual por cierto no le estaba prestando mayor atención. Fui a la cocina por un vaso de Coca-Cola, y al volver estaba él en el escenario tocando Honest with me, del Love and Theft. Me sorprendió gratamente ver a aquel hombre al cual le calculaba una edad cercana a la de mi madre (que resultó ser tres años mayor que Dylan), poniéndole tanta fuerza a una canción que ya de por sí es intensa. En ese momento recordé aquel cover oído en la radio años atrás, y me di cuenta de que había en Dylan mucho más de lo que yo creía hasta ese momento.
Por razones que podrían reducirse a simple desidia, no me compré el Love and Theft cuando pude hacerlo, aunque sí llegué a bajar un par de canciones. Pero empecé a prestarle más atención a sus letras y terminé fascinado por aquel hombre que ha recorrido todos los caminos que ha encontrado y ha terminado por abrir otros tantos. Su influencia estaba en todas partes, como si de pronto todos, de una forma u otra, simplemente estuviésemos pisando sus huellas. A través de la música de Dylan, y, sobre todo, a través de sus letras me di cuenta de que el mundo a mi alrededor era mucho más interesante de lo que parecía, lleno de pequeños detalles que no sólo pueden convertirse en poesía, sino que son poesía en sí mismos. No es que Dylan haya puesto eso en el mundo, es sólo que tiene la capacidad de notar esos detalles mejor que el resto de los mortales.
Gracias a Dios por Bob Dylan.
'Nuff Said.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario