domingo, 30 de diciembre de 2007

Can you hear me now?

He pasado la mayor parte de la tarde tratando de evitar la estática en los handsets del nuevo teléfono inalámbrico que instalé.

Un poco de background
Necesitaba un equipo inalámbrico porque en casa a veces resulta un poco complicado llegar al teléfono. En casa tenemos dos líneas. No es porque recibamos demasiadas llamadas, sino porque de otra forma hubiera tenido que poner el Speedy (la conexión de Internet) a nombre de mi viejo. Explico: cuando vivía con mamá en casa de mi abuela, el teléfono y el Speedy estaban a mi nombre por la cuestión práctica de que cualquier cosa relacionada con la computadora (incluyendo la conexión de Internet) la tengo que decidir yo porque mamá no sabe de eso. El problema vino cuando nos mudamos a casa de papá y necesitaba trasladar el Speedy, porque el bendito servicio tiene que estar a nombre del titular de la línea telefónica (o al menos eso me dijeron los underlings con los que tuve que tratar cuando llamé a Telefónica), de modo que no nos quedó otra que tener dos líneas: la de papá que ha tenido el mismo número de teléfono por muchos años, y la mía para retener las promociones que ya tenía mi Speedy.

Cuestión de probabilidades
Si estaba en el tercer piso sentado con Alexiel o viendo la tele o buscando algo en mi cuarto, contestar el teléfono era sólo cuestión de estirarse un poco, o dar unos pasos hasta el auricular. Si estaba en el segundo piso, era cuestión de correr, saltar los peldaños de la escalera de dos en dos y rezar para haber llegado a tiempo antes de que entrase en la contestadora que no se puede configurar para que timbre más de cinco veces. Si estaba en el escritorio de papá o en el balcón había un 75% de probabilidad de que alcanzara a contestar. Si estaba en la mesa del comedor las probabilidades variaban entre el 60% y 35%. Si estaba en la cocina, era 25% o menos. En cualquier otro lugar del segundo piso las probabilidades de contestar el teléfono del tercer piso eran nulas. En el caso de mamá, todas esas probabilidades disminuían en un 25%. En el caso de papá, disminuían en un 40%. De ahí la necesidad de conseguir los inalámbricos. Era prácticamente una cuestión de supervivencia.

Finalmente
En realidad esperaba que un equipo inalámbrico de 5.8GHz diera menos problemas para funcionar correctamente. Fue realmente fácil instalarlo y hacerlo funcionar, pero de ahí a que funcione como debería hay todo un camino. Aún no he encontrado la forma de hacer que los handsets funcionen sin estática en las escaleras o en la cocina, aunque la estática se redujo cuando reinstalé la base al otro extremo de la mesa, lejos de Alexiel y toda la parafernalia asociada (modem, disco duro externo, parlantes, etc), y me pregunto si funcionará mejor instalándolo en el aparador que viene a quedar practicamente al otro lado de la habitación... necesitaré un cable de teléfono más largo para probar esa teoría.
Definitvamente no puedo subir al techo de la casa ni bajar la escalera hasta el primer piso sin que la estática impida por completo la conversación, pero al menos ya podemos contestar las llamadas sin estar corriendo.
'Nuff said.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Viene Soda: Addendum

Nada, solo 27 fotos del concierto del 8 de diciembre.
'Nuff said.

Viene Soda: Parte 5

Me ha tomado una semana completa, pero finalmente he podido escribir la reseña de la experiencia de ver a Soda Stereo el sábado 8. El principal problema fue que Alexiel simplemente se rehusaba a hablar con Mephisto (mi Motorola V3), así que no podía descargar las fotos para poder postearlas aquí. Aún me pregunto qué rayos pasó, pero al parecer las cosas se arreglaron cuando apagué a Mephisto por unos minutos y luego lo conecté de nuevo. En fin.

Secuencia inicial
Para resumir los preliminares diremos que por motivos laborales Ef no pudo ir y Chio Bond aprovechó la entrada disponible.
En la mañana del sábado la comunicación entre la gente que iba al concierto era incesante, los mensajes de la gente que pasaba la voz para reunirse antes o después del concierto, las coordinaciones finales para encontrar a Chio en Miraflores. Corrían los rumores de que habría un "show criollo" antes del concierto, que un par de artistas locales serían teloneros... Chio y yo nos preguntábamos si nos darían anticuchos en la entrada. Micky llegó a mi casa y revisamos detalles antes de partir. A último minuto decidí ponerme las botas en lugar de ir en zapatillas. Las entradas en el bolsillo, dinero en la billetera, batería del celular recién cargada, todo listo para iniciar la travesía.

En camino
Decidimos tomar un bus de Soyuz, en parte porque llegan más rápido a Lima y en parte porque nunca había subido en uno. Foto de los pasajes para demostrar que estuvimos ahí, todo momento merecía ser recordado. El sol empezaba a mostrarse. Buen día para un concierto.

En la ciudad de la furia
El sol ya quemaba mientras Micky y yo caminábamos por el Centro de Lima para tomar un bus que nos llevara a Miraflores para encontrar a Chio. Por cierto, en el camino encontramos unas buenas empanadas de carne que entretuvieron el hambre por un rato.
Hacía más de un año que no veía a Chio, y nada mejor que reencontrarnos para el concierto de Soda. Compramos algo de comer en McDonald's y subimos a otro bus para ir al estadio (viendo las cosas en retrospectiva, quizás hubiese sido más práctico encontrarnos en MegaPlaza para comer algo en KFC y luego enrumbar hacia el estadio, pero en fin), y en el camino nos pusimos al tanto de algunas cosas que habían sucedido en este tiempo.
Cuando bajamos a tres cuadras del estadio no había señales de lo que nos esperaba más delante. Empezaban a aparecer los revendedores, los estafadores y los vendedores de camisetas y posters, después aparecerían los vendedores de cerveza y refrescos, además de otra parafernalia asociada: vinchas, cancioneros, muñequeras, botones (no me hubiera sorprendido que también vendieran ropa interior y preservativos), todo con imágenes de Soda, y sobre todo con el logo de la gira. Fascinante.
Finalmente encontramos a Lesh, a quien tampoco veía desde hacía un año, y su amiga, que nos habían estado esperando en la cola desde hacía ya un buen rato. Mientras tomábamos fotos de los alrededores, recibí la llamada de un amigo que había estado desde muy temprano y que los había visto entrar a la prueba de sonido. Mai.
De pronto llegó la noticia de que no dejaban pasar celulares con cámara. Las chicas escondieron sus celulares en un área que nadie iba a revisar, mientras yo escondía el mío y el de Micky en mis botas. Menos mal que no me puse zapatillas. Después de esperar un rato más y pasar por una revisión que no era más que un saludo a la bandera, entramos y me di cuenta de que podía haber llevado mi cámara en la mano y nada hubiera pasado.

Bienvenidos al rito
Entramos al estadio y de pronto tuve la sensación de estar entrando a otra dimensión. La gente sentada en el piso en grupos, preparada para esperar aún cuatro horas y media más hasta que empezara el concierto. Mientras esperábamos empezábamos a especular acerca de las canciones que tocarían, cuánto duraría, con cuál abrirían, cuáles queríamos escuchar. Apareció de pronto un grupo de sujetos en el escenario, ante la rechifla general. Aclaremos algo aquí: no es que nadie quiera ver al Dúo Ayacucho y los otros artistas locales que fueron voceados, sino que no tienen nada que hacer teloneando a Soda Stereo. Rock no es folclor. Superado el impasse, la gente empezó a gravitar alrededor de los vendedores de agua, refrescos y sanguchitos. Todavía me pregunto por qué rayos no dieron anticuchos y chicha morada en la entrada. Es decir, si iban a salir con la pachotada del show folclórico, al menos hubiesen puesto la feria completa con anticuchos, picarones, papa rellena, chicha morada y un puesto de ceviche.

Cae el sol
El estadio se veía más lleno que en los partidos de las eliminatorias. Las olas recorrían las tribunas y animaban aún más la antesala. Oscureció de pronto, con el estadio ya casi lleno, y las luces iluminaron al mar humano que se agolpaba en Signos, la zona en la que nosotros nos preguntábamos cómo era que una botella de agua podía costar cinco soles y tener peor sabor que el agua del caño. La publicidad nos bombardeaba sin piedad, repitiendo infinita y salvajemente los mismos cinco avisos una y otra y otra vez. De pronto el bombardeo se detuvo y comenzaron los videos preliminares. Las luces se apagaron. La gente empujaba para estar siquiera un metro más cerca. Perdí de vista a Chio y Lesh, aunque sabía que seguían ahí adelante. El estadio coreaba como una sola voz. ¡Soda! ¡Soda!

Me verás volver
Las luces explotaronn sobre el escenario y el rugido de la multitud fue tan ensordecedor que me perdí los primeros acordes de Juego de seducción. Sentí una ola de adrenalina recorrer mi cuerpo de extremo a extremo en una fracción de segundo. Las palabras llenaban mi garganta y mis brazos se alzaron por reflejo.

Imágenes retro
La voz de Cerati me lanzó hacia el pasado, a la primera vez que vi a Soda Stereo en la TV en casa de mi abuela. Los peinados raros, la música que sonaba divertida. Yo tendría alrededor de cinco o seis años y jugaba a peinarme como Soda Stereo cuando me bañaba. La costumbre me acompañó hasta entrar a la adolescencia, junto con canciones como Telekinesis, Mi novia tiene bíceps, Te hacen falta vitaminas y Jet Set. Dynamo y Sueño Stereo me agarraron entrando a una adolescencia más bien peculiar llena de introspección e imágenes abstractas y surrealistas.
Los recuerdos llenaban mi mente mientras los acordes de Tele-K, Imágenes retro, Texturas y Hombre al agua llenaban mis oídos. La voz de Cerati me devolvió por completo al presente. "Lima es una de las ciudades de la furia."

Es que Lima se ve tan susceptible
Esperé diez años para escucharlo decir esas siete palabras, y cuando las dijo, el cuerpo entero se me llenó de emoción. A mi alrededor, un mar de personas vibraba al unísono, los brazos en alto y la garganta llena de palabras. Escuché el rugido de la multitud y por un instante me pregunté qué tan lejos podrán escucharnos. "Hagamos un picnic" y una ola humana comenzó a saltar y agitarse en el gramado del Nacional y no se detuvo hasta que terminó Cuando pase el temblor.

Fuerza Perú
Toda la semana previa estuve preguntándome si harían o dirían algo diferente cuando tocaran Cuando pase el temblor, teniendo en cuenta el terremoto de Agosto. La verdad es que escuchar a Cerati decir "Fuerza Perú" fue más que suficiente.
Aproveché para tomar aire con Final caja negra y Corazón delator, y la multitud se agitó nuevamente con Signos. Era nuestra zona, era para nosotros, había que cantar, saltar y seguir cantando a través de Sobredosis de TV, Danza rota y Persiana americana.

Hermosuras totales
"Vamos a encender todo lo que tengamos." Las luces se apagaron y el estadio se iluminó desde las tribunas y el gramado con un mar de celulares que inundó la noche como un enjambre de luciérnagas electrónicas atrapadas en las manos de cincuenta mil personas. Los acordes de Fue producen olas en el mar de celulares y permitieron recuperar el aliento para cantar En remolinos y gritar Primavera 0.

Gracias por esperarnos
Más de una docena de mensajes aparecieron en las pantallas detrás de la banda mientras tocaban Primavera 0, y hubiese querido estar más adelante para poder leerlos todos, pero ese último mensaje en letras blancas sobre fondo rojo fue suficiente. Los esperamos desde antes de la gira de despedida y ahora estaban ahí, frente a nosotros.
No existes, Sueles dejarme solo, El séptimo día y Un millón de años luz hicieron rugir a la ola humana y prepararon los ánimos para que la gente saltara aún más.

Al calor de las masas
El estadio entero coreó la canción con la que la banda se despidiera diez años atrás. Las luces se apagaron y el intenso "Ole ole ole, Soda Soda" hizo temblar el estadio una y otra vez. Las tribunas hacían olas a la espera del encore que debía venir. Disco eterno, Cae el sol, El rito, Prófugos, Nada personal y la gente quería más. "Vamos a tomar algo" y Te hacen falta vitaminas nos hizo saltar una vez más, con nuevas fuerzas y la garganta ya inflamada pero pidiendo más.
Cerati presentó a la banda y los músicos de sesión y el mar humano no dejó de aplaudir hasta que dejaron el escenario y los logos de la gira aparecieron en las pantallas. Se encendieron las luces del estadio. Micky estaba a mi lado ¿Dónde quedaron las chicas? Las vi aparecer entre el mar de gente, agotadas y llenas de emoción. Las horas, los años de espera valieron la pena. Había que salir y buscar un taxi. Afuera la multitud se dispersaba como una enorme avalancha que cubría los alrededores del estadio y caminaba en todas direcciones en busca de taxis que querían cobrar el triple de lo que normalmente cobran. Ellas iban a casa, nosotros al bar. Se avecinaba una noche larga.
'Nuff said.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Blank page

Aquí vamos de nuevo. Otra vez frente a frente y nada viene a mí. Cierro los ojos.
Podría ser un punto. Una línea. Una mancha. Una sombra. Un ángel tal vez, o un demonio. O ambos y ninguno. Un poema. O apenas un verso a medias. Otra despedida o una bienvenida. Un par de lágrimas. Una media sonrisa. Un mechón de cabello castaño oscuro cayendo descuidadamente sobre un enorme par de ojos ligeramente almendrados. Una nube blanca barrida sobre un cielo azul intenso. Un arranque de furia. Gotas de lluvia deslizándose por la ventana. Un charco en el piso que refleja las luces de la ciudad al atardecer. El reflejo distante y distorsionado de alguien que se alejó. Recuerdos. Fantasías. Visiones del pasado y el futuro. Imágenes sin sentido.
Abro los ojos. Apoyo la punta del lápiz sobre la hoja en blanco una vez más.
'Nuff said.

La casa vacía

Estas son las fotos de la casa ahora vacía que no pude subir la semana pasada.



'Nuff said.