Fantasmas. Apariciones de espíritus de personas o animales fallecidos, incluso algunas veces aparecen fantasmas de lugares completos, como templos o escuelas. Personalmente nunca he estado frente a frente con uno de ellos, pero he logrado ver a varios por el rabillo del ojo como sombras en movimiento, e incluso un par como formas oscuras moviéndose en las sombras de una habitación casi completamente a oscuras. He sentido su presencia drenando el calor de una habitación, y en una oportunidad los he sentido drenar el calor alrededor de mi cuerpo mientras el resto de la habitación permanecía a la misma temperatura invariable, y esa ha sido una de las experiencias más aterradoras de mi vida. Conozco a algunas personas que sí los han visto más cerca y mejor de lo que yo los he visto.
Sin embargo, no estoy escribiendo para tratar sobre esta clase de fantasmas, sino de los otros fantasmas que nos penan y nos atormentan, que rondan nuestras noches y habitan nuestros sueños. Los fantasmas de nuestras malas relaciones. Sí, esas cosas no solo dejan heridas emocionales (y algunas veces también físicas) sino que dejan fantasmas capaces de penar por largos periodos de tiempo, incluso para siempre en algunos casos. Primero habría que diferenciar entra fantasmas y recuerdos. Los recuerdos no son malos (aunque sean malos recuerdos) porque nos ayudan a no olvidar las cosas que forman parte de nuestras vidas, porque las cosas del pasado nos dan la forma que tenemos en el presente. Los fantasmas, por otro lado, son malos porque son fragmentos del pasado que siguen estando en nuestro presente. Los fantasmas de nuestras malas relaciones aparecen en el momento menos esperado para atormentarnos y hacer nuestras vidas miserables.
Hace unos días, mientras tomaba café con una amiga, empezaron a venir a mi mente recuerdos de una vez anterior en que estuve en ese mismo lugar, tomando café en una mesa cercana con mi ex. Vuelve a mi mente ahora la pregunta que aún sigue sin respuesta. ¿Cómo hacer para deshacernos de los fantasmas de relaciones pasadas que pueblan nuestro subconsciente? ¿Será acaso que no podemos deshacernos de ellos porque forman parte de nuestra vida? Los recuerdos deben permanecer siempre en nuestras vidas para que podamos aprender de ellos o reflexionar sobre ellos o lo que representan. Tal vez sea que los fantasmas de las relaciones pasadas ocupan el mismo lugar que los recuerdos más o menos inofensivos, que estén ahí para servirnos de guías en el presente y el futuro, porque el pasado determina nuestra forma presente y la forma que tendremos en el futuro. Entonces, los fantasmas no serían algo malo, sino algo medianamente inocuo como los recuerdos que nos sirven de guía. Si fuera este el caso, entonces no habría que deshacernos de ellos, sino simplemente aprender a aceptarlos como lo que son, por incómodos o difíciles de aceptar que sean, porque forman parte de nosotros, y dejarlos de lado sería abandonar una parte de nuestra propia existencia.
Bebo lentamente un sorbo más de mi taza de café y repaso lo que acabo de escribir. Debemos entonces aprender a aceptar los fantasmas de nuestro pasado como lo que son: apariciones inmateriales que pueden resultar escalofriantes algunas veces, pero no son materiales y que, a diferencia de los fantasmas que cambian los canales, apagan las luces y desordenan los muebles, los fantasmas de nuestro pasado no pueden afectarnos a menos que lo permitamos.
'Nuff said.
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